La contaminación más grave y dañina
es la de origen antrópico, proveniente generalmente de la industria, pero
también de actividades agrícolas y ganaderas.
El usos de plaguicidas en la
agricultura es especialmente grave, puesto que éstos pueden quedar retenidos en
el suelo, en las arcillas y en la materia orgánica del suelo, provocando una
pérdida de la fertilidad del suelo, e incluso pasar a los vegetales y animales.
La deposición incontrolada de
residuos líquidos, sobretodo de los lixiviados y los purines, en el caso de la
ganadería, contaminan las aguas subterráneas, sobretodo en aquellos suelos
permeables. De hecho, la agricultura es una de las actividades más
contaminantes del suelo, puesto afecta a una gran extensión de terreno.
Pero la causa de la contaminación del
suelo es muy variada. Los gases y partículas sólidas que se emiten de forma
continua en la atmósfera, de la quema de hidrocarburos (de la industria, de los
motores de combustión de los automóviles, de las calderas de gas, ….) acaban
depositándose en el suelo, y así pasando a contaminarlo. Es especialmente grave
el caso del plomo, que durante décadas ha sido emitido a la atmósfera, y que
una vez en el suelo altera gravemente el ecosistema.
La sobreexplotación de los suelos por
parte de una agricultura intensiva, así como una disminución de la vegetación,
que aporta por un lado materia orgánica que enriquece el suelo, y por otro una
disminución de la capacidad de retención de la escorrentía, que favorece el
lavado del suelo y un empobrecimiento de éste, son algunas de las problemáticas
del suelo.
La erosión del suelo, generado en
muchas ocasiones por la falta de una vegetación que fije el suelo, favorece un
empobrecimiento de éste, de forma que lo que era un suelo fértil se acaba por
convertir en un suelo árido.
Como consecuencia de los procesos de
degradación del suelo, se origina un deterioro de su capacidad para mantener
la
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